Siente el movimiento del péndulo — una historia de Sara Svensk

Sara Svensk yacía boca arriba, el corazón latía con fuerza en el pecho y los pulmones ardían. Es una postura con la que no estaba familiarizada. Los años que pasó entrenando y compitiendo en cabeza de los triatlones IRONMAN dan buena cuenta de ello.

Pero esta vez era distinto.


Sara Svensk yacía boca arriba, el corazón latía con fuerza en el pecho y los pulmones ardían. Es una postura con la que no estaba familiarizada. Los años que pasó entrenando y compitiendo en cabeza de los triatlones IRONMAN dan buena cuenta de ello.

Pero esta vez era distinto.

Esta vez, el ritmo cardíaco acelerado fue inducido químicamente y Sara estaba tumbada horizontal sobre una máquina de resonancia magnética, soportando otra prueba más con la esperanza de que finalmente le diagnosticasen una afección cardíaca grave posterior a COVID. “Fui a Estocolmo para hacerme una resonancia magnética nuclear: esto es cuando tomas imágenes de resonancia magnética del corazón mientras lo estresan con un medicamento que hace que tu presión arterial y tu pulso aumente. Básicamente, simulas una sesión de entrenamiento: fue horrible, muy malo. Has de permanecer quieto y debes contener la respiración. Tu ritmo cardíaco llega a 200, es una locura”. En ese momento estaba desesperada por encontrar respuestas a un problema que no solo había truncado su carrera, sino que también dió inicio una crisis de identidad para la atleta de Gotemburgo. “No me deprimí, pero pensé que mi vida tal como la conocía prácticamente había desaparecido. Mi carrera profesional como atleta había terminado”, dice. “Estaba pensando que todo lo que me gusta hacer involucra algún tipo de actividad, y vi que todas las cosas que me hacían feliz en la vida simplemente desaparecieron una por una. Me senté allí tratando de hacer una lista de lo que podía hacer, y fue aterrador”.

El viaje a través del triatlón de Sara ha estado estrechamente unido durante mucho tiempo con sus estudios de medicina. Empezó a correr cuando comenzó sus estudios, y de ahí en adelante siempre unidos. “Cuando empecé en la escuela de medicina había un grupo de personas muy activas, algunos corredores, nadadores.. y comenzamos a entrenar juntos. Uno compró una bicicleta, un poco más tarde otro hizo lo mismo, y la cosa siguió así. Poco después participamos en un triatlón local en el que mi madre me convenció para que probase. Tenía una bicicleta de carretera y sabía nadar, no muy bien pero me las arreglaba. Fue muy divertido." Esto sucedió en 2014 cuando Sara cumplió 25 años. De ahí en doce meses, sería la campeona de Suecia.

El conocimiento es un regalo, pero demasiado conocimiento puede ser un cáliz envenenado, y como médica recién licenciada, Sara inevitablemente tomó algunos tragos largos y oscuros cuando el problema cardíaco se reveló por primera vez. “Trato de no ser mi propio médico, pero una tiene ese conocimiento médico y no puede evitarlo. En el fondo de tu cabeza intentas diagnosticarte y pensar en los peores escenarios posibles”. Entonces, lo que comenzó como un simple positivo de COVID se volvió algo aterrador. Rápidamente. “Después del positivo, me tomé un tiempo libre.

Cuando volví a entrenar de nuevo, me sentí bien, pero tras algunas sesiones sentí un dolor presionando mi pecho. Después comenzó a empeorar y pensé que debería revisarlo”. El electrocardiograma resultante la sobresaltó. "Miré los resultados yo misma y pensé, 'bueno, esto no tiene buena pinta'". Las siguientes semanas fueron un nubarrón de múltiples viajes a A&E, ECG, tests de estrés y, finalmente CRMI.

Provisionalmente, después de todos los exámenes y un fuerte examen de conciencia, Sara obtuvo algunas respuestas. Las positivas. “Después de la RMC, descubrieron que había una parte de mi corazón que no recibía suficiente sangre, y eso era lo que estaba causando el dolor. Lo habían visto con pacientes post-Covid. Suele ser temporal y desaparece con el tiempo. Solo necesitaba tomármelo con mucha calma y no forzar mi corazón. Me dijeron que escuchara mis síntomas y que podía hacer todo lo que fuera sin dolor”. Los atletas tienden a ser impacientes, y eso es cierto incluso para los que tienen formación médica. La tentación de volver a entrenar, de volver a sufrir era inmensa, pero Sara se vio obligada a tomárselo con calma esta vez. “Algunos días solamente podía montar en bicicleta muy suave, pero otros días en cambio ni tan siquiera podía subir una cuesta leve porque mi ritmo cardíaco se disparaba y volvía a sentir el dolor en el pecho. Fue un verdadero desafío mental el tomarlo con calma y seguir sintiendo eso todo el tiempo. Ya sabes, tratar de aceptar que algunos días no puedes hacer nada en absoluto”. La primera señal real de que estaba volviendo a la normalidad ocurrió en su hogar lejos del hogar, el paraíso de entrenamiento que es Mallorca. “Recuerdo que estuve allí en agosto para hacer algunas sesiones largas de bicicleta y pensé, ‘estamos bien, ahora vamos en la dirección correcta’. Todavía no podía hacer nada de intensidad, pero podía hacer sesiones aeróbicas largas”.

Pensemos en un péndulo, colgando verticalmente, perfectamente inmóvil — su posición de equilibrio. Todas las dudas, el dolor y la incertidumbre de Sara por el golpe en su salud hizo que el péndulo se balancease hacia la izquierda— solamente para sentirse tranquila y liberada tras la noticia de que su afección cardíaca era temporal.

La oscilación resultante del péndulo siempre sería extrema, pero cuando oscilaba a la derecha, oscilaba muy a la derecha. En noviembre de 2021, en su carrera de regreso en IRONMAN Cozumel en México, Sara rompió la cinta de meta en 8:22:41, que en ese momento era el tiempo más rápido para una atleta femenina de IRONMAN. “No sabía el tiempo exacto. Sabía que era rápido porque estaba mirando mi reloj y estaba como, ok si termino a las tres y cuarto, será un buen tiempo', pero no sabía que sería tan buen tiempo!"

“Hay algo especial en este evento de larga distancia, el IRONMAN. Es simplemente algo mágico que te pone en marcha... No estoy muy segura de poder explicarlo".

Si en algo ha pensado Sara en el último año es que nunca se sabe... Lo único seguro es que su pasión permanece sin disminuir un ápice, indomable.

A veces, las acciones expresan más que las palabras. La gran isla y Kona están llamando.


Words by Robbie Lawless | Photos by Viktor Brittsjö | Translation by Abel Recknold